Acuarela de Fábio Cembranelli |
En una tarde, como tantas tardes,
y en un gran parque de ciudad lejana,
para evadirse del rumor ajeno
conmigo misma paseando estaba.
Era el frescor intenso, se veían
sobre los verdes las señales de agua,
agua primaveral que da a la tierra
cierta sensualidad que nos exalta.
En un remanso del florido parque,
junto a un banco de piedra verde y blanca,
un gran rosal lucía en la penumbra
-la tarde ese momento declinaba-.
Me senté a reposar y ancho perfume
sentí que en mis sentidos se adentraba.
y se me vino al alma extraña angustia.
El ala de un recuerdo aleteaba…
¡Ah, sí, ya. sé!… ¡Perfume de unas rosas!…
¡Otro país!… ¡El mío!… ¡Ya llegaba
a comprender por qué!…
¡Era en sus brazos
donde un perfume igual yo respiraba!
Concha Méndez
¡Aquí estoy! La más bella flor entre todas las que llenan el jardín más bello del mundo.
ResponderEliminarRequieres mis servicios...
Dime, bella. ¿A quién tengo que asesinar?
¡Ja, ja, ja, ja!
Besos.